Hoy se cumplen 129 años de la Revolución Liberal del 5 de junio de 1895 que conviene recordar en circunstancias igualmente agitadas políticamente hoy como las que se vivieron en ese entonces, en que la unidad, el orden y la paz continúan lejanas.
Hoy con una oposición política abiertamente en contra del actual presidente Daniel Noboa. Al punto de haberse creado una comisión multipartidista para auditar el Informe a la Nación del 24 de mayo pasado y apoyar a la vicepresidenta Verónica Abad a que tome el poder en caso de que el Presidente lance su candidatura a la reelección.
A fines del siglo XIX eran los liberales radicales liderados por Eloy Alfaro, quienes estaban en contra de los conservadores que habían gobernado desde la presidencia de Gabriel García Moreno en 1860. Alfaro había luchado por más de 30 años por lo que se lo conoce como el Viejo Luchador.
Eloy Alfaro fue dos veces presidente del Ecuador, pero en ambas ocasiones lo hizo mediante golpes de Estado y para legitimarse convocaba a Asamblea Constituyente. Su primera presidencia se dio luego de defenestrar a un conservador y la segunda contra un coideario liberal.
En su tercer intento de un nuevo golpe de Estado, también contra otro coideario, fue asesinado en Quito el 28 de enero de 1912 por un movimiento en su contra, conformados en su mayoría por ciudadanos civiles y entre ellos liberales conservadores descontentos con el caudillismo de Alfaro. Caudillismo o personalismo que se ha repetido hasta nuestros días en diversas ocasiones.
El liberalismo radical se tornó en llamar «alfarismo». Muy similar al «velasquismo» y en estos días, guardando las distancias, con el «correísmo». Los defensores de la gestión de Eloy Alfaro consideran que su legado más importante fue la defensa de los valores democráticos y la unidad nacional, lo cual es bastante discutible por los hechos que se dieron incluso luego de su muerte por varias décadas.
¿Cómo defender esa tesis de defensa de valores democráticos con dos golpes de Estado y un tercer intento de lo mismo de por medio? Herencia que nos dura hasta la fecha al ver que es difícil llegar al consenso político.
Sí es destacable, en cambio, los aportes de Eloy Alfaro a la integridad territorial del Ecuador, el laicismo (no ateísmo) o separación de la política de la religión; la modernización de la sociedad ecuatoriana en materia empresarial, educativa, en los sistemas de transporte y comunicación de aquel entonces.
Como logros que debemos mantener en avances como respeto al legado de Alfaro. Pero la unidad, el orden y la paz comunitaria aún está bastante lejana.
EDITORIAL DE 92.5 FOREVER RADIO, MIÉRCOLES 5 DE JUNIO DE 2024
Por Washington Delgado L.
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