El trabajo de investigación estadística de Arduino Tomasi se convierte en la prueba que faltaba para establecer la verdad sobre la permanencia de la violencia y no como según las estadísticas del INEC informaban que entre el 2007 y 2018 Ecuador era una isla de paz.
Porque, mientras la violencia era experimentada por la ciudadanía, se vendió una apariencia política de que todo estaba bajo control en ese período. Pero que no se la podía demostrar porque simplemente la opinión pública ciudadana recibió información manipulada.
Una de las conclusiones del análisis de Tomasi, es que después del cierre de la base de Manta, los registros de las muertes violentas muestran un comportamiento irregular.
En su tercer artículo de la saga, publicado con el título “El antropófago” del 8 de marzo de 2024 Tomasi manifiesta que al desconocerse las circunstancias exactas de muerte de aproximadamente 7.379 muertes en ese período de 12 años, 2007-2018, se revela una posible violación sistemática de los derechos humanos e impunidad generalizada en Ecuador, que representa potencialmente un crimen sin resolver y una violación al derecho a la vida, que además socava el Estado de Derecho y pone en tela de juicio el cumplimiento del Estado de sus obligaciones internacionales en derechos humanos.
De tal manera que el registro de las cifras de muerte violentas una vez manipulado intentaba demostrar que, mientras antes del gobierno de Correa, en el año 2006, se registró una tasa de 20,32 muertes violentas por cada 100 mil habitantes en Ecuador, a partir del 2009, cuando la base de Manta es cerrada, la tasa comienza a caer coincidentemente hasta llegar a 5,6 el 2016 y de manera sorprendente comienza a crecer desde el 2017 cuando Correa deja el gobierno. La cifra sin Correa va desde 5,8 en el 2017 hasta 25,5 en el 2022. ¿Qué hacía Correa para mantener la paz? Y ¿qué no hicieron o qué hicieron mal Lenin Moreno y Guillermo Lasso?
Se pensaba que Correa únicamente había pactado con las mafias y les había entregado las cárceles a cambio de bajar su violencia reduciendo los homicidios, pero la realidad era otra. Simplemente las cifras no eran apegadas a la verdad.
Describir la verdad revisando las estadísticas ha sido un impacto tremendo. Tomasi nos aclara una serie de inconsistencias que no cuadraban con la disminución falsa de homicidios desde que se cerró la base de Manta (septiembre 2009), tales como la disminución de la incautación de cocaína, el incremento de desapariciones de personas, el incremento de la trata infantil y la trata de menores de 17 años que creció en 69% ubicándose por encima del promedio latinoamericano.
¿Cómo era posible que todos estos delitos se incrementaran mientras los homicidios caían hasta 5,6 muertes por cada 100 mil habitantes?
Y luego cuando se vuelve a incrementar la incautación de cocaína a partir del gobierno de Moreno vuelve a incrementarse los homicidios.
La explicación que ahora conocemos es que mientras tanto las «muertes violentas de intensión no determinadas» se incrementaban hasta 7.739 muertes en ese período 2007-2018. Es decir 615 muertes por año, 51,25 por mes o 1.7 ecuatorianos cada día que no tenían explicación y se los ubicaba indeterminadamente entre suicidios, accidentes y homicidios no certificados. Reduciendo así los homicidios.
Esta acción, además de engañar a la población y vender una isla de paz ficticia, ocultó cifras que pudieron ser utilizadas para mejorar la situación social y económica del país en determinadas zonas, como por ejemplo saber en dónde realmente existía mayor criminalidad, o en qué zonas se daban más accidentes o suicidios.
Ante este hecho, satisface corroborar que la verdad a veces tarda en conocerse pero siempre llega. Tal como dice el refrán que «la mentira tiene patas cortas, por lo que nunca llega lejos». Y que «para mentir y comer pescado, hay que tener mucho cuidado».
Pero más allá de los refranes, debemos esperar rectificaciones, porque sólo la verdad nos asegura un futuro cierto.
EDITORIAL DE 92.5 FOREVER RADIO, LUNES 9 DE SEPTIEMBRE DE 2024
Por: Washington Delgado L.
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