El Estado de Derecho es el único camino que garantiza la GOBERNABILIDAD como parte fundamental de la democracia. A su vez, la democracia es la mejor forma de administrar un Estado y la República la mejor forma de organizarlo.
Para lo que no bastan las palabras vacías sin el compromiso sincero y sin ambigüedades, dobleces e incoherencias, aunque éstas sean producto de la naturaleza humana y del instinto motivado por el temor y la desconfianza en los demás.
En mi libro EL EGOÍSMO POLÍTICO incluyo un estudio del Estado de derecho cuyo concepto se basa la actitud ciudadana de respetar la Constitución, las leyes, reglamentos, decretos y otras normas.
Es la intangibilidad de la democracia que depende de la cultura cívica y política de cada individuo y en su conformación de toda la comunidad y de manera especial de los líderes sabios republicanos y democráticos que se comprometen personalmente y en fomentar el compromiso de los demás ciudadanos para una convivencia armónica.
El Estado de derecho va de la mano con la ética y la moral de los individuos en base a las virtudes cívicas que aprendemos desde la familia y la escuela para superar los vicios políticos. Mientras la institucionalidad democrática nos describe cómo es la democracia de un Estado, el Estado de derecho es la forma de ponerla en práctica.
Lo que nos lleva a recordar la necesidad de elevar la cultura republicana y democrática de todos los ciudadanos y demandar el compromiso de los políticos profesionales para evolucionar positivamente.
Mientras los líderes construyen el Estado de derecho, los caudillos lo destruyen, comenzando con el irrespeto de la institucionalidad democrática y provocando la inseguridad jurídica en todos los ambientes nacionales.
Aplicando su conducta política de interventor, autoritario y totalitario en la medida que va captando todos los poderes del Estado y eliminando la alternancia democrática, el control ciudadano y la igualdad ante la ley. Imponiéndose sobre la Constitución y las leyes.
Sin embargo, no se puede garantizar que en todos los países se respete la institucionalidad democrática y el Estado de derecho en la misma proporción. En unos será mayor la cultura cívica y ciudadana y en otros será menos. Esa es la gran diferencia entre países ricos y países pobres.
En los países ricos la sabiduría de los líderes ha conducido al desarrollo como parte de la conducta democrática y forma de gobierno. A diferencia de aquellos países en que para desgracia de los más necesitados han sido gobernados por «iluminados» de izquierda o de la derecha política buscando solo el interés para unos pocos o para las mayorías circunstanciales.
Por: Washington Delgado L.
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