Extorsión en el Cristo del Consuelo: Comerciantes en Guayaquil Viven Bajo Amenaza

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Extorsión en el Cristo del Consuelo: Comerciantes en Guayaquil Viven Bajo Amenaza

Grave situación de inseguridad afecta a comerciantes del Cristo del Consuelo

En el barrio Cristo del Consuelo, uno de los sectores más populares y transitados de Guayaquil, los comerciantes enfrentan una creciente amenaza que ha desatado miedo y parálisis económica: grupos de extorsionadores autodenominados “dueños del barrio” exigen pagos a cambio de “protección”, bajo amenaza de violencia.

Este preocupante fenómeno, conocido popularmente como “vacunas”, ha tomado fuerza en las últimas semanas, afectando directamente la actividad comercial, la paz ciudadana y la estabilidad económica de decenas de familias que dependen de sus negocios para subsistir.

Los “vacunadores”: una mafia urbana que siembra el terror

Los extorsionadores, conocidos en el argot popular como “vacunadores”, actúan con total impunidad. Recorren tienda por tienda, exigiendo pagos periódicos a los comerciantes. En caso de negativa, las represalias incluyen amenazas verbales, daños a los locales, agresiones físicas o incluso el cierre forzoso de los negocios.

La metodología es clara: se presentan como autoridades del barrio, establecen una “cuota obligatoria” y, en algunos casos, hasta entregan números de teléfono para futuras coordinaciones. Estos pagos no solo son ilegales, sino también sumamente perjudiciales, ya que destruyen el sustento de los pequeños y medianos comerciantes, que ya luchan contra una economía golpeada.

Testimonios en primera línea: comerciantes entre la impotencia y el miedo

Comerciantes del sector han relatado con temor las constantes visitas de estos grupos. Algunos afirman que deben pagar entre $20 y $50 semanales solo para poder mantener sus puertas abiertas. Otros han cerrado sus locales por miedo a represalias o porque no pueden sostener la extorsión y los gastos operativos a la vez.

Una comerciante, que pidió mantener el anonimato por seguridad, expresó: “No se puede trabajar en paz. Ya no es solo el robo o la delincuencia común, ahora es el cobro de vacunas. Estamos viviendo una pesadilla. La Policía dice que investiga, pero no vemos resultados.”