Asamblea Nacional aprueba la Ley para trabajadoras del hogar

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Asamblea Nacional aprueba la Ley para trabajadoras del hogar

Asamblea Nacional aprueba la Ley para trabajadoras del hogar

La aprobación unánime de la Ley N.º 58 por parte del Pleno de la Asamblea Nacional marca un antes y un después en la historia laboral del país. Esta legislación representa un avance significativo en la garantía de derechos fundamentales para las trabajadoras y trabajadores remunerados del hogar, quienes durante décadas han sido marginados del acceso a condiciones laborales justas y dignas.

Una victoria histórica para el trabajo doméstico remunerado

Con esta nueva normativa, el Estado ecuatoriano y la Asamblea Nacional reconoce oficialmente el valor económico y social del trabajo doméstico, y asume el compromiso de eliminar la discriminación estructural que ha relegado a miles de mujeres, en su mayoría, a condiciones de vulnerabilidad e informalidad. La Ley 58 es el resultado de una lucha colectiva, liderada por organizaciones como la Unión Nacional de Trabajadoras Remuneradas del Hogar (UNTH), que durante años han exigido justicia, reconocimiento y respeto.

Principales derechos consagrados en la Ley N.º 58

La legislación introduce una serie de derechos laborales irrenunciables, diseñados para mejorar de manera integral la calidad de vida de quienes se dedican al trabajo del hogar:

  • Afiliación obligatoria a la seguridad social, desde el primer día de trabajo, eliminando los vacíos legales que permitían la evasión patronal.
  • Acceso a una habitación digna y alimentación adecuada, estableciendo parámetros de bienestar básicos que antes eran ignorados.
  • Pago obligatorio del salario básico unificado (SBU), sin posibilidad de pactos a la baja o condiciones desventajosas.
  • Remuneración justa por horas extraordinarias, incluyendo recargos por trabajo nocturno, fines de semana y feriados.
  • Respeto irrestricto a la dignidad y los derechos humanos de las personas trabajadoras, combatiendo cualquier forma de abuso, acoso o trato degradante.

La voz de las legisladoras comprometidas con la igualdad

La presidenta de la Asamblea Nacional, Viviana Veloz, celebró la unanimidad de la votación y reconoció el papel clave de las legisladoras en impulsar una agenda de justicia social. La asambleísta Johanna Ortiz, promotora de la ley, subrayó que esta reforma al Código de Trabajo fortalece los canales de denuncia y protege a un sector históricamente invisibilizado. Su intervención fue respaldada por María Teresa Pasquel, quien insistió en la urgencia de frenar los abusos en entornos laborales domésticos.

Durante el debate, la legisladora Jahiren Noriega presentó observaciones técnicas para enriquecer la redacción del articulado, garantizando su aplicabilidad jurídica. A su vez, Luzmila Abad recalcó la importancia de promover condiciones laborales igualitarias y erradicar toda forma de explotación.

Disposiciones clave del cuerpo normativo

La Ley 58 contiene una estructura legislativa sólida, que contempla:

  • Una disposición general, en la que se define el carácter obligatorio de la norma para todo empleador de trabajo doméstico.
  • Cuatro disposiciones transitorias, que establecen plazos para la implementación de políticas públicas, mecanismos de fiscalización laboral y la capacitación de los empleadores.
  • Una disposición final, que vincula esta normativa con los objetivos de igualdad de género, la erradicación del trabajo informal y la promoción de una cultura laboral basada en el respeto y la equidad.

Impacto directo en la vida de miles de trabajadoras del hogar

La Asamblea Nacional estima que en Ecuador existen más de 250,000 personas que realizan trabajo doméstico, muchas de ellas sin contrato, sin seguro, sin descansos adecuados y con salarios por debajo del mínimo legal. La entrada en vigencia de esta ley obliga al Estado a tomar medidas concretas para garantizar que ninguna trabajadora sea excluida de sus derechos. Esto incluye campañas de información, inspecciones laborales y sanciones a empleadores que incumplan la normativa.

Además, esta ley abre la puerta al acceso efectivo a prestaciones como el seguro de salud, jubilación, licencias por maternidad y riesgos del trabajo, que hasta ahora eran un privilegio para otros sectores formales de la economía.

Un paso firme hacia la justicia y la equidad de género

Dado que más del 90% de las personas que trabajan en el servicio doméstico son mujeres, la Ley N.º 58 representa también una política de igualdad de género. Muchas de estas mujeres son jefas de hogar, migrantes internas o personas racializadas que, históricamente, han sido excluidas del sistema de derechos laborales.

La dignificación del trabajo doméstico es un imperativo moral, social y económico. Esta normativa no solo beneficia a las trabajadoras, sino que transforma el entorno familiar y laboral del país, fomentando una cultura basada en el respeto, la corresponsabilidad y la justicia.

Obligaciones para empleadores y rol del Estado

La ley impone nuevas obligaciones para los empleadores, incluyendo:

  • La formalización del contrato laboral por escrito.
  • La afiliación inmediata a la seguridad social.
  • La provisión de condiciones dignas de alojamiento y alimentación, cuando la trabajadora reside en el domicilio del empleador.
  • El respeto de jornadas máximas de trabajo, descanso semanal y vacaciones pagadas.

Asimismo, el Ministerio de Trabajo y el IESS están llamados a diseñar sistemas de registro eficientes, accesibles y digitales para facilitar el cumplimiento de estas obligaciones. La ley también contempla la creación de un mecanismo de mediación y resolución de conflictos laborales, especialmente orientado a resolver casos de despido injustificado, falta de pago o acoso.

Un compromiso con el futuro del trabajo digno

Con la aprobación de esta ley, Ecuador se alinea con los compromisos internacionales asumidos en convenios como el 189 de la OIT, que establece condiciones decentes para el trabajo doméstico. Este paso demuestra una voluntad política clara de reparar décadas de exclusión y abrir un nuevo horizonte de oportunidades para quienes cuidan, limpian, cocinan y sostienen a las familias ecuatorianas desde el silencio de los hogares.

La Ley 58 no es solo un conjunto de artículos legales; es una herramienta de transformación social que devuelve la voz, la dignidad y la seguridad a miles de mujeres que durante años fueron tratadas como invisibles.