La muerte de Liam Payne, ex cantante de One Direction, en la madrugada del jueves tras precipitarse desde el balcón de su habitación en el hotel en Buenos Aires mantiene conmocionado al mundo de la música y a sus fans.
Una mujer, testigo de las últimas horas del músico, ha relatado al MailOnline el comportamiento errático que mostraba poco antes de morir. Según esta mujer, a la que se refiere el medio con el nombre ficticio de Rebecca, Payne estaba buscando ser reconocido en el vestíbulo del hotel Casa Sur.
«Uno de mis amigos iba a recibir su suite, así que el personal del hotel estaba un poco nervioso porque él aún no había hecho el check-out a las 4:30 p.m., pero también por su comportamiento. Entré al hotel y Liam estaba esperando junto al ascensor, era evidente que quería que alguien lo reconociera, había algo un poco desesperado en él», empieza el relato de Rebecca.
«Estaba con mis amigos y sabíamos quién era, pero ninguno de nosotros estaba tan interesado. Cuando llegó el ascensor, de repente nos dijo sin que nadie se lo preguntara: ‘¡Sí, soy Liam!’ alargándolo mucho, y luego dijo: ‘Está bien, vamos, suban al ascensor conmigo, me encanta un buen abrazo».
«Decidí no hacerlo y esperé el siguiente ascensor, pero algunas de las otras chicas se subieron con él y a mitad de camino, empezó a decir: ‘Oh, son estadounidenses, yo vivo en West Palm Beach. Conozco a los estadounidenses. ¡Ustedes están jodidamente locos! ¡Ustedes son jodidamente peligrosos!’. Luego agarró a una chica, que creo que estaba con él, y empezó a fingir que la ahogaba, solo ligeramente, pero a las demás les pareció muy extraño», afirma la mujer.
Rebecca volvió al vestíbulo 10 minutos después y el cantante de ‘Strip That Down’ apareció poco después, llevando su portátil abierto de una esquina mientras se tiraba en un sofá para leer correos electrónicos.
«Tengo un familiar ciego y me di cuenta de que tenía el portátil en modo accesibilidad, por alguna razón, de manera que cada vez que movía el ratón, la máquina decía en voz alta dónde estaba el cursor. Supuse que lo hacía para llamar la atención también. Luego abrió sus correos electrónicos y vio uno que obviamente le molestó. De repente, tomó la computadora, gritó ‘¡al diablo con esto, amigo!’ y empezó a golpearla contra el suelo», recuerda Rebecca.
«Todos, especialmente el personal, estaban realmente sorprendidos. Es un hotel de lujo y su comportamiento era muy inapropiado; la gente solo estaba relajada».
Preocupada, Rebecca fue a ver cómo estaba el cantante. «Fui y le pregunté ‘¿Estás bien?’ Pero él solo gruñó. Luego dijo: ‘Solía estar en una boyband. Por eso estoy tan jodido’. Hubo mucho más insultos y luego cogió el portátil y se volvió a subir al ascensor».
Después de que el cantante se fuera, uno de sus acompañantes ofreció una disculpa a Rebecca. «Después de que se fue, el británico de su séquito, que creo que se llamaba Roger, se acercó y se disculpó en su nombre, diciendo: ‘Lo siento, a veces se droga demasiado».
«Me pregunté qué estaban haciendo esas personas para ayudarle, pero tal vez lo habían intentado y fallado. El personal del hotel estaba muy nervioso y lo observaban muy de cerca. Vi a uno de ellos al teléfono, probablemente llamando a seguridad o la policía», relata la mujer.
«Nunca he consumido cocaína, pero él actuaba exactamente como me imaginaría que lo haría alguien bajo los efectos de esa droga: no se concentraba, sus pupilas estaban dilatadas y se comportaba de manera agresiva, aunque no contra alguien en particular».
Poco después, Liam regresó al vestíbulo y se cayó «de bruces» antes de ser escoltado de vuelta a su habitación.
«No pasó mucho tiempo antes de que llegara la policía y al principio pensamos que solo lo iban a echar, pero cuando el personal empezó a correr como locos, nos dimos cuenta de la gravedad de lo que había ocurrido», rememora.
«Algunos de mis amigos lo vieron caer, fue horrible, y al principio pensaron que solo se había lesionado, pero luego vimos el cuerpo en el patio y más tarde lo sacaron en una camilla. Fue todo tan horrible».
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