El expresidente brasileño Jair Bolsonaro, de 70 años, fue trasladado de urgencia a un hospital en Natal, capital del estado de Rio Grande do Norte, tras experimentar fuertes dolores abdominales mientras participaba en un acto político. La situación de salud del líder ultraderechista vuelve a centrar la atención mediática y política en Brasil, en un contexto marcado por acusaciones judiciales y la inhabilitación política que pesa sobre él hasta 2030.
Complicaciones médicas recurrentes tras el atentado de 2018
Bolsonaro ha sido sometido a múltiples cirugías abdominales desde el atentado con arma blanca que sufrió en septiembre de 2018, durante un mitin electoral en Juiz de Fora. Aquella agresión, que puso en riesgo su vida, dejó secuelas profundas que aún afectan su salud. Desde entonces, ha pasado por al menos seis intervenciones quirúrgicas, la mayoría relacionadas con complicaciones intestinales, obstrucciones y adherencias internas.
En septiembre de 2023, el expresidente fue operado nuevamente por complicaciones derivadas de la misma lesión. Estos problemas de salud han sido recurrentes y lo han llevado en varias ocasiones a hospitales de Brasil y Estados Unidos, donde también fue tratado durante su estancia en Florida tras dejar el poder.
Descompensación durante acto político en Santa Cruz
El episodio más reciente ocurrió mientras Bolsonaro realizaba un recorrido proselitista en Santa Cruz, al interior de Rio Grande do Norte. Según su equipo de prensa del Partido Liberal (PL), comenzó a sentirse mal durante la mañana y fue atendido de forma inmediata en un centro médico local. Dado el agravamiento de su condición, fue evacuado en helicóptero hacia un hospital de mayor complejidad en la ciudad de Natal.
Hasta el momento, no se han divulgado informes médicos oficiales, aunque fuentes cercanas al entorno del expresidente han confirmado que los dolores están relacionados con su ya conocida fragilidad abdominal.
Gira política interrumpida y su mirada puesta en 2026
Bolsonaro había iniciado una gira política en el noreste brasileño con el objetivo de fortalecer su imagen y apoyar a candidatos locales aliados de cara a las próximas elecciones municipales. A pesar de estar inhabilitado políticamente hasta 2030 por decisiones del Tribunal Superior Electoral, el exmandatario ha declarado en reiteradas ocasiones su intención de volver a competir por la presidencia en 2026.
No obstante, dicha aspiración enfrenta no solo el obstáculo jurídico, sino también los serios problemas de salud que amenazan con limitar su capacidad de campaña. La gira interrumpida por su hospitalización muestra la vulnerabilidad de un político que, aunque mantiene una base electoral fuerte, se encuentra bajo presión médica y judicial.
Inhabilitación y causas judiciales pendientes
El futuro político de Jair Bolsonaro está condicionado por una serie de procesos judiciales. En junio de 2023, fue declarado inelegible por ocho años por el Tribunal Superior Electoral, acusado de difundir información falsa sobre el sistema electoral brasileño y atentar contra la democracia. Esa decisión lo excluye de cualquier contienda electoral hasta 2030.
Además, enfrenta una investigación por su presunta implicación en un intento de golpe de Estado tras las elecciones presidenciales de octubre de 2022, en las que fue derrotado por Luiz Inácio Lula da Silva. La causa, impulsada por la Corte Suprema, lo acusa de haber alentado acciones para desconocer el resultado electoral y estimular la invasión de edificios públicos por parte de sus seguidores el 8 de enero de 2023, en un hecho que marcó la historia democrática del país.
De ser encontrado culpable, Bolsonaro podría enfrentar una pena de hasta 40 años de prisión. Sus abogados insisten en su inocencia y han calificado las investigaciones como parte de una “persecución política sin precedentes”.
Una figura que polariza a Brasil
Desde su llegada al poder en 2019, Jair Bolsonaro ha sido una figura de enorme impacto en la política brasileña. Su estilo confrontativo, su desprecio por el discurso tradicional y su retórica antisistema le ganaron tanto seguidores fervorosos como una oposición acérrima.
Tras perder la presidencia, Bolsonaro se ha mantenido como un actor clave en la derecha brasileña, movilizando grandes multitudes y participando activamente en redes sociales. Sin embargo, los problemas judiciales y médicos han debilitado progresivamente su capacidad de liderazgo.
Pese a todo, su nombre sigue generando titulares y su hospitalización reciente no hace más que revivir el debate nacional sobre su papel futuro, no solo como político, sino también como símbolo de un movimiento que aún tiene fuerte presencia en las regiones del sur y centro-oeste de Brasil.
El noreste brasileño como terreno político clave
La elección del noreste brasileño para el inicio de su gira política no fue casual. Esta región, históricamente más afín a la izquierda y bastión electoral del presidente Lula, ha sido objeto de un intento de reconquista por parte del bolsonarismo.
Con actividades programadas en ciudades como Santa Cruz, Mossoró y Natal, Bolsonaro buscaba recuperar espacios perdidos y consolidar alianzas de cara a las elecciones municipales de 2024. No obstante, su estado de salud pone en duda la continuidad de esta estrategia.